(Universidad de la República, Uruguay - Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación)
Artigas en Paraguay de Pablo Serrano [español], sin firma.
Carbonilla sobre papel 30 x 36 cm, Circa 1950.
Procedencia: donación del Ing. Jorge Masenés, 2003 MHN de Uruguay.
Carpeta de Inventario N. 4026.
Apuntes sobre la construcción/apropiación de un personaje
En Uruguay, como en otros países de América del Sur, las historias de la nación, y los monumentos como artefactos evocadores de ella, se inscriben en lo que François Hartog llama “historias futuristas”, donde “la nación es la meta”: “está ahí pero hay que construirla”1. En ese sentido, continúa Hartog, como se parte del futuro para mirar el pasado, “cada uno propone sus orígenes, según sus posiciones políticas, ideológicas, etc.”.
Desde fines del siglo xix se fue afirmando la idea de José Artigas como “héroe fundador”. La apropiación de su legado es un proceso complejo que alcanzó -y sigue alcanzando- considerables niveles de confrontación y polarización.
Las marchas y contramarchas, unanimidades y fracturas en la construcción del personaje podrían sintetizarse en dos movimientos, no necesariamente sucesivos. El primero, desarrollado en “De la leyenda negra al culto artiguista”, serie de artículos de Juan E. Pivel Devoto publicada en el semanario Marcha en el marco de la conmemoración del centenario de la muerte de José Artigas, donde se repasan las visiones sobre el personaje hasta comienzos de la década de 1880, momento en que se afirma su elevación como prócer o padre de la patria2. El segundo, presentado en “Artigas, del culto a la traición”, breve artículo de José Pedro Barrán aparecido en el semanario Brecha en 1986, un año después de la recuperación democrática tras doce años de dictadura civil militar, que reabrió el debate sobre el protagonismo popular en el proceso revolucionario, reaccionando ante el “mito del héroe creador” y postulando al Jefe de los Orientales como “conductor y conducido”3. Parece indiscutible la primacía de Artigas en el panteón republicano, sin embargo, las múltiples miradas, los usos políticos de signo contrario o la incorporación de nuevas capas de significados dan cuenta de un tema abierto. Aun cuando en las últimas tres décadas se han producido avances significativos en el conocimiento histórico sobre la revolución de independencia en ambos lados del Río de la Plata, la discusión pública continúa signada por una cierta “instrumentalización” del pasado. De allí que “interpretar mal la propia historia”, expresión de Ernest Renan retomada por el historiador británico Eric Hobsbawm en su estudio sobre las naciones y el nacionalismo, sigue estando a la orden del día4.
Estas reflexiones se nutren y dialogan con los textos de José Rilla y Ana Clarisa Agüero sobre la politización del personaje y los desencuentros entre el conocimiento histórico y los usos del pasado5. El artículo de Rilla ubica en su contexto sociohistórico a José Artigas y las ideas que conformaron el “artiguismo”, repasa a grandes rasgos su recuperación y transformación en héroe máximo y se detiene en el análisis de la incorporación del pasado artiguista en todo el espectro político hasta la actualidad, aportando también reflexiones sobre la experiencia en Argentina. En su opinión, el recurso a Artigas “ha sido una constante en todo movimiento político que se ha reclamado como ‘nuevo’ en la historia del Uruguay”, a la vez que evidencia “usos múltiples” -y contradictorios- en función de las lecturas del presente y los futuros proyectados. En la parte final de su trabajo, Rilla introduce una reflexión, abierta, acerca de la prensa y los medios de comunicación en la producción y circulación de sentidos y el papel de los historiadores en el debate público. La contribución de Ana Clarisa Agüero examina la red “Proyecto Artigas”, la ocupación y posterior desalojo de tierras en la provincia de Entre Ríos en 2020 y la producción periodística del acontecimiento. Focaliza el análisis de las analogías con el pasado -buscadas o adjudicadas- que elaboraron los distintos actores en conflicto e introduce la consideración de lo que denomina “analogía emotiva”, mostrando que “en ciertas reacciones funcionan ciclos largos de emotividad o intereses”. Agüero analiza también la incidencia en el debate público y los usos del saber experto de los historiadores, mostrando los desafíos que afronta la disciplina.
Sobre esa base, entonces, este trabajo agrega algunas pinceladas sobre la conflictiva construcción de José Artigas como elemento religante de la nación y la identidad nacional en Uruguay y sobre la recuperación/incorporación del pasado artiguista en Argentina. El primer apartado se centra en lo que podríamos llamar la apropiación territorial del personaje, con operaciones de recorte nacional o de proyección regional y americana que se intercambian en ambos lados del Río de la Plata. Los momentos escogidos para el análisis corresponden a dos contextos y lugares diferentes: la entronización de Artigas en el panteón de héroes fundadores del Uruguay en la década de 1880 y, en el contexto de los bicentenarios, el decreto argentino que declara a 2015 como Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres.
La segunda parte del trabajo incursiona en el papel de las exequias fúnebres y los mausoleos en la construcción del héroe. Como pedagogía monumental y “lugares de memoria”, expresan también las tensiones por la selección/apropiación del legado. Del largo recorrido que comenzó con la repatriación de los restos de José Artigas desde Paraguay en 1855, el foco en este trabajo se puso en la inauguración del mausoleo de Artigas en 1977, durante la dictadura civil militar, y las reacciones y disposiciones de gobiernos democráticos posteriores para restituir, en la memoria colectiva que convoca ese lugar, los perfiles republicanos, democráticos, igualitaristas y americanistas del artiguismo.
Artigas en las dos orillas
La reconfiguración territorial y política del espacio platense hasta la consolidación de los estados surgidos del antiguo virreinato del Río de la Plata se extendió, por lo menos, hasta la década de 1870. Parentescos, exilios políticos, redes de negocios alimentaban la circulación de hombres e ideas, no sólo en la región sino a través del Atlántico. Es interesante la vivencia de los contemporáneos sobre estas historias compartidas en las dos orillas y la percepción del peso del presente en los procesos de elaboración del pasado. En 1880, José Pedro Ramírez (1836-1913), abogado, político, miembro fundador del Ateneo de Montevideo, futuro rector de la Universidad entre 1882 y 1884, describió su proceso personal en estos términos6 :
“Nadie ha sido [...] más enemigo de Artigas que yo en mi juventud. [...] Mis vinculaciones de familia y mis vinculaciones políticas, influyeron de tal modo en mis primeras impresiones que a los quince ó diez y seis años yo no veía en Artigas más que un salteador de caminos, bastante audaz y bastante afortunado para imponerse a las multitudes extraviadas y envilecidas por sus propios excesos. [...] De las influencias naturales que ejercían los prohombres argentinos sobre los partidos orientales, resultó que en Montevideo se popularizó la tradición unitaria hasta el punto de considerarla como el símbolo de toda resistencia a la tiranía y al caudillaje, mientras que fuera de Montevideo, se ensalzó la tradición federal y se la identificó con la causa que allí se defendía. [...] pero a medida que mi razón se desarrolló y maduró y que fui estudiando por mí mismo las tradiciones de la independencia de estos pueblos, fui reaccionando ...7”.
La afirmación del Estado requería también la afirmación de la nación y, para ello, la exaltación de personajes que, por encima de partidos o divisiones, pudieran ejercer una función aglutinante. El texto de Rilla presenta los principales elementos que consolidaron, no sin dificultad, a José Artigas como padre de la patria.
Entre otras operaciones simbólicas, el hecho de que la actuación y las ideas impulsadas por Artigas se extendieran más allá de los límites de lo que luego fue el Estado Oriental demandó una apropiación que recortara territorialmente la recuperación de ese pasado. En junio de 1882, en oportunidad de tratarse el proyecto de ley para levantar un monumento a Artigas, afirmó el diputado colorado José C. Bustamante:
“…la verdad es [ ...] que Artigas no pertenece únicamente a la patria oriental: Artigas pertenece a todas las costas que bañan el río Uruguay ... (Apoyados)... pero aquellos no son nuestra patria: la patria oriental es la margen izquierda; y [...] para que no pueda disputarnos la gloria de que es nuestro y que no pertenece sino a nosotros, [...] el monumento que se erija, no debe ser sino la significación de la base de nuestra nacionalidad dentro de los límites naturales que circundan nuestra República8.”
El planteo incluía una leyenda en el basamento de la estatua ecuestre que no dejaba dudas: “La patria agradecida, a don José Artigas, Fundador de la nacionalidad oriental del Uruguay”. En 1883, en la Cámara de Senadores se argumentó sobre el carácter confederativo del proyecto –“la tendencia que animaba a José Artigas a propósito de una Confederación, en favor de la que luchó hasta que abandonó el suelo de la patria”, indicaba el informe- y se mocionó para que la leyenda fuera simplemente “Artigas”, lo que se aprobó9.
El 5 de julio de 1883 se sancionó la ley, pero la inauguración del monumento en la Plaza Independencia en Montevideo debió aguardar hasta el 28 de febrero de 1923. Si bien se argumentó escasez del erario público o la interrupción que derivó de la Primera Guerra Mundial, por lo menos hasta comienzos del siglo XX la demora puede interpretarse como el tiempo que llevó desmontar totalmente la imagen de “caudillo de los anarquistas” que pesaba sobre Artigas10.
Armado de las piezas del monumento a Artigas en la Plaza Independencia, 1923
Por otro lado, es interesante anotar que en el proceso de construcción de la nación argentina, y concretamente sobre el papel de los caudillos y las provincias en la organización nacional, las referencias a Artigas están presentes. La expresión “Artigas es el padre legítimo de Rosas”, pronunciada por Juan Carlos Gómez en 1869, exponente de las lecturas en clave de civilización y barbarie que colocaban a Artigas en la segunda junto con Rosas, epítome de la misma, e impulsor de los Estados Unidos del Plata, puede ser rescatada con un sentido opuesto por quienes impulsan el revisionismo y, con él, la reivindicación de los caudillos en la construcción de la nación11. Lecturas que, como señala Agüero, “operaron una larga inversión de valores respecto a la tradición liberal”.
Las conmemoraciones bicentenarias en el Río de la Plata tuvieron un nuevo capítulo en 2015. En Argentina, por decreto 28/2015 se declaró que 2015 fuera el Año del Bicentenario del Congreso de los Pueblos Libres12. Hacía referencia al conocido como Congreso de Oriente, realizado en Arroyo de la China (Concepción del Uruguay), provincia de Entre Ríos, el 29 de junio de 1815. Según el texto, allí se “resolvió proclamar la Independencia respecto de todo poder extranjero, la reforma de los reglamentos de tierras y de aranceles y la organización institucional federal”. La disposición gubernamental recuperaba el acontecimiento también como “importante antecedente” de la declaración de independencia del 9 de julio de 1816, en el Congreso de Tucumán, “reafirmando las bases para la organización republicana y federal de nuestro territorio”.
El decreto puede leerse en línea de continuidad con las expresiones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en junio de 2013. Como dos años antes, se aprecia la búsqueda del “reencuentro de Buenos Aires con el interior”, al decir de Rilla, presentada como restitución necesaria frente a la llamada “historia oficial”. No es del caso discutir cuánto soporte documental presenta esa interpretación del acontecimiento –como indica Agüero, las analogías pueden ser parciales o estar insertas en evocaciones identitarias-, sino hacer notar la apropiación territorial del proyecto, donde ese lugar de la actual República Argentina se presenta como espacio de formulación de las propuestas más salientes del artiguismo.
El gobernador de Entre Ríos, el justicialista Sergio Urribarri, llamó en esa oportunidad a seguir los mandatos del artiguismo -uno de ellos, “la conformación de un Movimiento que integre no sólo los gobiernos sino los pueblos de la región”- a fin de que los “gobiernos populares” de Uruguay, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela tuvieran continuidad13. La proyección territorial y política de Artigas es presentada por Urribarri como un faro que marca el rumbo para la formación de un sujeto político regional -¿la Patria Grande?- que avance “en conjunto hacia horizontes de mejores condiciones de desarrollo, justicia social, soberanía política e independencia para nuestros pueblos”.
En los últimos años se han conformado varios institutos artiguistas que muestran la presencia de esa evocación identitaria en ambos países a través de jornadas académicas, conferencias, programas radiales, redes sociales o publicaciones. En Argentina, creados por el gobierno provincial o por iniciativa de asociaciones civiles, se encuentran en Santa Fe14, Entre Ríos15, Córdoba16 y Santiago del Estero17, provincias que en la década de 1810 habían participado o habían tenido vínculos con la Liga de los Pueblos Libres. En Uruguay, en noviembre de 2017, se conformó el Instituto para la Integración Regional Platense y Sudamericana “José Artigas”, para “promover la construcción de ciudadanía” “con valores democráticos” y la cohesión social, así como fortalecer los mecanismos de integración, la “cooperación técnica en materia de educación”, la investigación y los “intercambios culturales en la región”18. También en Uruguay, a fines de 2019, estudiantes y docentes de historia conformaron el Centro Artiguista Oriental y Regional19. En líneas generales, todos los institutos proponen la recuperación de Artigas en clave de soberanía de los pueblos, igualdad social e integración regional20.
Los honores póstumos en controversia
El 19 de setiembre de 1855 arribó al puerto de Montevideo, proveniente de Paraguay, la urna con los restos mortales de Artigas, fallecido cinco años antes. Luego de permanecer varios meses en depósito, el 20 de noviembre de 1856 se realizaron las exequias fúnebres; la lápida tenía la inscripción “Artigas fundador de la Nacionalidad Oriental”21. De allí en adelante tuvieron lugar varias iniciativas y discusiones acerca del lugar donde debía ser ubicada la urna y los honores que debían rendirse al prócer, algunas de las cuales son especialmente ricas para explorar la lucha por la apropiación simbólica del artiguismo.
Las conmemoraciones –ya fueran del nacimiento o de la muerte- reactivaban la consideración sobre la disposición final de los restos de José Artigas. En 1950, en la discusión de los homenajes por el centenario de la muerte del prócer, se habló de trasladar la urna a la Fortaleza ubicada en el Cerro de Montevideo, construcción militar del periodo colonial transformada en museo, tal vez priorizando la figura de militar; al Palacio Legislativo, resaltando al estadista, republicano, defensor de la soberanía; o a la Catedral de Montevideo, donde están los restos de otros héroes de la independencia como Juan Antonio Lavalleja o Fructuoso Rivera y procurando recuperar, quizás, el Artigas católico; e incluso surgió la idea de construir un mausoleo. Finalmente, se resolvió disponer fondos para la refacción del Panteón Nacional, lugar en el Cementerio Central de Montevideo donde estaba colocada la urna22.
En 1963, y preparando los festejos del año siguiente por el bicentenario del natalicio de Artigas, el Consejo Nacional de Gobierno (poder ejecutivo colegiado), integrado con mayoría del partido Blanco y minoría del partido Colorado, envió al parlamento un proyecto de ley para que “los restos del Fundador de la Nacionalidad, General José Artigas”, fueran trasladados desde el Panteón Nacional a “la cripta que se habilitará debajo del salón principal del Palacio Legislativo”, donde recibirían sepultura “con carácter definitivo”. Entre los firmantes del proyecto figuraba el historiador Juan E. Pivel Devoto, entonces Ministro de Instrucción Pública y Previsión Social23. El lugar escogido era la sede principal de la representación soberana de la nación. Los convulsionados años sesenta demoraron la aprobación de la iniciativa, que recién fue retomada en la legislatura siguiente. En esa oportunidad, correspondió al presidente Jorge Pacheco Areco, del partido Colorado, promulgar la ley el 25 de junio de 197024.
Sin haberse aplicado -los restos de Artigas fueron trasladados al Regimiento de Caballería N° 1 “Blandengues de Artigas” en 1972-, el decreto-ley Nº 14.276 del 27 de setiembre de 1974, sancionado por la dictadura militar, que declaró el año 1975 como del sesquicentenario de los hechos históricos de 1825, derogó la norma de 1970 y dispuso el llamado “a concurso de bocetos entre proyectistas nacionales para la erección de un mausoleo en la Plaza Independencia”, donde recibirían sepultura definitiva los restos “del Fundador de la Nacionalidad, General Artigas”25.
El concurso fue ganado por los arquitectos Lucas Ríos y Alejandro R. Morón. Durante la construcción, el gobierno censuró las frases de Artigas contenidas en el proyecto original; “Clemencia para los vencidos” era una de ellas, como puede verse en el boceto presentado26.
Fragmento del boceto ganador del concurso convocado en 1974 para la construcción del Mausoleo de Artigas,
elaborado por los arquitectos Lucas Ríos y Alejandro R. Morón,
donde se aprecian las leyendas que podían contener las fachadas interiores.
Tomado de: César J. Loustau, "El mausoleo del Gral. Artigas", Arquitectura. Revista de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, n° 243, octubre 1977, p. 38.
La resolución se fundamentó en que podía darse “un irreverente empleo de sus expresiones [de Artigas] en beneficio de ideas políticas determinadas, lo que desconocería en definitiva, la esencia del pensamiento artiguista: la afirmación y la unidad de la Nación Oriental”. Las inscripciones permitidas fueron un conjunto de fechas al estilo de “Nacimiento del General José Artigas, 19 de junio de 1764”, “Batalla de las Piedras, 18 de mayo de 1811”, “Instrucciones del Año XIII, 13 de abril de 1813”, “Protector de los Pueblos Libres, 1815”, “Exilio al Paraguay, Setiembre de 1820”27.
Vista interior del Mausoleo a José Artigas,
donde se aprecian las inscripciones aprobadas por el poder ejecutivo.
Tomada del sitio web museos.uy.
El discurso pronunciado por el Comandante en Jefe del Ejército, Teniente General Julio C. Vadora, el 19 de junio de 1977, en ocasión de la inauguración del Mausoleo, muestra con claridad la operación de legitimar el régimen dictatorial con el “aura” del “General Artigas”. “Nuestro concepto democrático nació realmente de su pensamiento y acción”, decía un pasaje del discurso, que planteaba una analogía entre las ideas y actos de José Artigas y el proyecto llevado adelante a partir del golpe de Estado de 1973.
Inauguración del Mausoleo a José Artigas en la plaza Independencia el 19 de junio de 1977.
Centro de Fotografía de Montevideo, Fondo Histórico Municipal.
Se tomaban fragmentos de documentos artiguistas para justificar la violación a los derechos humanos, la destitución de docentes, la censura de prensa y la alianza de los regímenes militares del Cono Sur. Patria, tradición, familia oriental, nacionalidad, amor y fe, eran los valores a defender ante los enemigos de adentro y de afuera:
“Comprendemos también que tenemos una irrenunciable obligación de proteger con fervor todo ese bagaje de superiores lecciones que nos dictara el Héroe, toda esa cultura propia que nos proporcionó la Independencia y el Nacionalismo de que ahora profesamos.
Cabe preguntarnos entonces:
¿Cómo puede una doctrina extranjera, con exteriorizaciones seudo-internacionalistas, pretender cabida en el seno de la gran familia oriental, si nuestras raíces son artiguistas, son distintas y son nuestras?28”
Recién tres lustros después del restablecimiento del gobierno democrático, con motivo de celebrarse el sesquicentenario de la muerte de Artigas, a fines de julio de 2000, se presentó en la Cámara de Senadores un proyecto de ley para crear una comisión, integrada por senadores y diputados de todos los partidos políticos, con el cometido de seleccionar frases de Artigas a incorporar en el mausoleo, que dieran cuenta de las distintas dimensiones de su legado. Esta iniciativa, que buscaba reinterpretar el sitio reparando la “mordaza” impuesta por la dictadura, se convirtió en la ley Nº 17.310 de 5 de abril de 200129. Sin embargo, la comisión no fue convocada hasta el año 2009, y esto a raíz de la inesperada propuesta del Presidente de la República, el frenteamplista Tabaré Vázquez, de retirar la urna del mausoleo.
El 19 de junio de 2009, en el mensaje a la población por cadena nacional de radio y televisión con motivo de un nuevo aniversario del natalicio de José Artigas, el presidente Vázquez anunció la próxima reubicación de los restos mortales del prócer: “es necesario rescatar a Artigas del frío mausoleo al que lo recluyó el autoritarismo; es de justicia y democracia acompañarlo con el cálido afecto de su pueblo”. En su alocución también anunció un proyecto de ley declarando el 2011 como “Año del Bicentenario del Proceso de Emancipación y Autodeterminación” y resaltó: “¡Artigas no es pasado…, Artigas es presente…, Artigas es futuro!”30.
El Frente Amplio había llegado al gobierno por primera vez en 2005 y contaba con mayoría parlamentaria. Partido de izquierda moderada, se había formado en 1971 como alianza de socialistas, demócratacristianos, comunistas, otras agrupaciones de izquierda, sectores escindidos de los partidos blanco y colorado e independientes. Como señala Rilla, reivindicó raíces artiguistas, que incorporó en sus símbolos y discursos.
La propuesta de traslado generó el rechazo unánime de la oposición y también algunos cuestionamientos en la interna del partido gobernante, por haberse presentado pocos meses antes de las elecciones nacionales. También hubo varias reacciones de parte de la sociedad civil, como una caravana a caballo desde distintos puntos del país, declaraciones de la Asociación de Descendientes de Artigas, del Centro Militar y otras instituciones de retirados militares31. El destino propuesto era el Edificio Independencia -antigua sede del Poder Ejecutivo- frente a la plaza de ese nombre en Montevideo, donde se instalaría también un museo. Si bien con los votos de los legisladores frenteamplistas se facultó al Poder Ejecutivo a efectuar el traslado32, en forma paralela, y tal vez para encontrar una salida que permitiera mayores consensos, se dio cumplimiento a la ley del año 2001 y se definieron ocho frases a incluir en el mausoleo33. El tema se resolvió finalmente durante los festejos bicentenarios iniciados en 2011: el 23 de setiembre se trasladó la urna con los restos de Artigas al Regimiento “Blandengues de Artigas”, de allí pasó al Palacio Legislativo, el 1° de diciembre, donde permaneció hasta el 26 de octubre de 2012, cuando volvió a un Mausoleo remozado y dotado de las frases que expresaban el consenso partidario sobre el legado artiguista: “libertad, soberanía, democracia, justicia social, republicanismo, tolerancia, civilismo, humanismo y cultura”34.
***
A lo largo de estas páginas han surgido varios Artigas, algunos complementarios y otros opuestos, uruguayos y argentinos, fundadores de la nacionalidad oriental o impulsores de la Patria Grande... que cada colectivo proclama como verdadero. Es posible decir que “Artigas” se ha transformado en un concepto, que contiene expectativas, intereses, proyectos y experiencias, que varían y se recrean a lo largo del tiempo35. Tal como se ha visto en los textos que integran el dossier, encierra connotaciones emocionales movilizadoras y ha sido objeto de una gran politización y manipulación.
¿Cuántos Artigas? Su cualidad prócer no presenta gran discusión, pero las construcciones y apropiaciones del personaje en estos doscientos años expresan un campo en disputa.
Notes
1
Françis Hartog, Omar Acha, Fernando J. Devoto, Martha Rodríguez, Daniel Bernardo Sazbón y Carolina Vanegas, « À partir du moment où le futur perd sa force d’entraînement... », Passés Futurs, n° 8, 2020. Conversación mantenida por integrantes argentinos del consejo editorial de Passés Futurs con Hartog en junio de 2019 [en linea].
2
Se trata de quince artículos publicados en el contexto de la conmemoración del centenario del fallecimiento de José Artigas, entre el 23 de junio de 1950 y el 2 de febrero de 1951. En 2004 fueron recogidos en un libro, agregando las referencias documentales: Juan E. Pivel Devoto, De la leyenda negra al culto artiguista, Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura, Biblioteca Artigas, 2004.
3
José Pedro Barrán, “Artigas, del culto a la traición”, Brecha, Montevideo, 20/06/1986, p. 11.
4
Eric Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780 (trad. J. Beltrán), Barcelona, Crítica, 1998 (ed. orig. en inglés, 1990), pp. 20-21.
5
Las menciones en el texto a Rilla o Agüero, si no indican otra referencia, corresponden a los artículos incluidos en este dossier.
6
Cabe acotar que su hermano, Carlos María Ramírez (1848-1898), fundador de la cátedra de derecho constitucional, periodista y político, defendió la figura de Artigas en varias polémicas, recogidas en dos libros, Juicio crítico del Bosquejo histórico de la República Oriental del Uruguay por el Dr. D. Francisco A. Berra (Buenos Aires, 1882) y Artigas (Montevideo, 1884).
7
Testimonio publicado en La Razón, Montevideo, 13/05/1880, p. 1, citado en Juan E. Pivel Devoto, De la leyenda negra al culto artiguista, Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura, Biblioteca Artigas, 2004, p. 162-163. Véase también Tomás Sansón, El espacio historiográfico rioplatense y sus dinámicas (siglo XIX), La Plata, Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, 2011.
8
Diario de Sesiones de la H. Cámara de Representantes, Montevideo, El Siglo Ilustrado, 1886, sesión 43 de 19 junio de 1882, t. 49, p. 65-73.
9
Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, Montevideo, Imprenta Laurak-Bat, 1885, sesión 43 de 15 de junio de 1883, t. 28, p. 609-621.
10
Véase Ana Frega, “La construcción monumental de un héroe”, Humanas, v. 18, nº 1/2, 1995, p. 121-149. Fue reeditado en Ariadna Islas (dir.), Un simple ciudadano, José Artigas, Montevideo, Museo Histórico Nacional, 2014, p. 287-305. En ese volumen dirigido por Islas, catálogo de una exposición homónima, se registran las representaciones de José Artigas a través del tiempo, analizando los contextos de realización y sus significados [en linea].
11
La expresión de Juan C. Gómez pertenece a un artículo publicado bajo el título “La cuestión del Paraguay. La revolución oriental”, en El Siglo, Montevideo, 23/12/1869, citada en: Juan E. Pivel Devoto, De la leyenda negra al culto artiguista, Montevideo, Ministerio de Educación y Cultura, Biblioteca Artigas, 2004, p. 118. Forma parte de una polémica con Bartolomé Mitre.
12
El decreto está fechado el 8/1/2015.
13
Sergio Urribarri, “A las puertas del bicentenario de la declaración de Independencia de 1815”, Página 12, Buenos Aires, 26/04/2015 [en linea].
14
Instituto de estudios federales y de integración argentino-uruguaya “General José Gervasio Artigas", de Santa Fe, creado en 2010 [en linea].
15
En esa provincia, por decreto provincial se creó el Instituto Artigas de Entre Ríos en 2012 [en linea] y en 2014, aprobaron los estatutos del Instituto Federal de Estudios e Integración “José Artigas” de Entre Ríos, cuyos propósitos son la revalorización del pensamiento artiguista en su multiplicidad y proyección actual” [en linea]. En 2018, aportó al proyecto Genoma (sitio web interactivo que “propone una síntesis histórica orientada a la difusión del conocimiento de los procesos de constitución del actual territorio argentino”), una línea de tiempo institucional sobre José Artigas y la actividad del Instituto [en linea]. En 2020, se comenzó a editar Huella. Revista de pensamiento artiguista, con presencia de docentes universitarios e investigadores de Conicet en su Consejo Asesor [en linea].
16
El Instituto Federal Artigas de Córdoba funcionaba por lo menos desde 2017, cuando organizó las “Primeras Jornadas de historia del Artiguismo Mediterráneo” y se constituyó como entidad civil en junio de 2019 [en linea].
17
Instituto Artigas de Santiago del Estero (2018) [en linea].
20
Falta por hacer un estudio más pormenorizado de estas instituciones, de las lecturas presentes del pasado artiguista que formulan, de los vínculos con los ámbitos académicos de producción de conocimiento histórico y de las conexiones políticas, e incluso partidarias en cada país y entre sí.
21
Véase, entre otros, Margarita Carámbula de Barreiro, “Las exequias del General José Artigas”, Revista Histórica, t. XXVII, n° 79-81, 1957, p. 230-294, y Fernando Assunçao y Wilfredo Pérez, Artigas. Inauguración del Mausoleo y glosario de homenajes, Montevideo, Biblioteca del Poder Legislativo, 1978.
22
Véase Clarel de los Santos, La consagración mítica de Artigas. 1950: homenajes y discursos a cien años de su muerte cultos, memorias e identidades, Montevideo, Cruz del Sur, 2012, p. 228-231.
23
Véase Fernando Assunçao y Wilfredo Pérez, Artigas. Inauguración del Mausoleo y glosario de homenajes, Montevideo, Biblioteca del Poder Legislativo, 1978, p. 439-448.
24
Ley N° 13.865. Artigas. Se dispone que los restos del fundador de la nacionalidad, sean trasladados a una cripta que se habilitará en el Palacio Legislativo. Diario Oficial, 2 de julio de 1970, carilla 7. [en linea] Cabe señalar que en las elecciones de 1966 se aprobó una reforma constitucional que restableció el poder ejecutivo unipersonal y se produjo el triunfo del partido Colorado, llevando al general retirado Oscar D. Gestido a la Presidencia de la República. Pacheco asumió como Presidente el 6 de diciembre de 1967 a raíz del fallecimiento de Gestido.
25
Decreto Ley N° 14276, artículo 5° [en linea].
27
Resolución 241/976, publicada en Diario Oficial del 16/3/1976 [en linea carilla 5], citada por el senador frenteamplista Eleuterio Fernández Huidobro en ocasión de tratarse el proyecto de creación de una comisión para seleccionar frases de José Artigas para incorporar al mausoleo. Diario de sesiones de la Cámara de Senadores¸ tomo 404, 56ª. Sesión Ordinaria de 18/10/2000, p. 364-365 [en linea].
28
El texto del discurso ha sido tomado de Fernando Assunçao y Wilfredo Pérez, Artigas. Inauguración del Mausoleo y glosario de homenajes, Montevideo, Biblioteca del Poder Legislativo 1978, p. 561-570.
29
Ley N° 17.310. Encomiéndase al Poder Legislativo la selección de frases de José Artigas a esculpirse en el mausoleo que guarda sus restos en la plaza Independencia, creando, para ello, una comisión especial de homenaje [en linea].
30
El presidente Tabaré Vázquez llamó a hacer realidad el ideal de Artigas [en linea] Véase también: Ana Frega, “El bicentenario en Uruguay: apuntes para un nuevo debate”, Revista Estudios del ISHIR, v. 1, n°1, 2011, p. 12-23.
31
Daniel Lema, “Traslado de los restos de Artigas devino en disputa entre el presidente, la oposición, historiadores y sociedades criollas”, Búsqueda, Montevideo, 23/07/2009, p. 14.
32
Ley N° 18.594 de 18 de setiembre de 2009. Traslado de los restos del general José Artigas al edificio Independencia [en linea].
33
La comisión fue creada el 22 de julio de 2009, antes de la aprobación del traslado de los restos, y estaba integrada por tres frenteamplistas, dos del partido Nacional, uno del partido Colorado y uno del partido Independiente, presidida por el presidente de la Asamblea General [en linea].
34
Sebastián Cabrera, “Las frases serán ocho e irán en acrílico iluminado”, El País, Montevideo, 15/8/2009.
El análisis de los textos escogidos excede los objetivos planteados en este artículo.
35
Se siguen aquí los criterios por Reinhart Koselleck. Véase Luis Fernández Torres, Luis (trad. y notas), “Un texto fundamental de Reinhardt Koselleck. Introducción al Diccionario histórico de conceptos político-sociales básicos en lengua alemana”, Anthropos, n° 223, abril-junio 2009, p. 92-105.
Bibliographie
Assunçao, Fernando y Wilfredo Pérez, Artigas. Inauguración del Mausoleo y glosario de homenajes, Montevideo, Biblioteca del Poder Legislativo, 1978.
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